El cumplimiento del derecho de las niñas a la educación es, ante
todo, una obligación y un imperativo moral. También hay pruebas
abrumadoras de que la educación de las niñas, sobre todo en el nivel
secundario, es una poderosa fuerza que transforma a las sociedades y a
las propias niñas; es un elemento positivo que permanece constante en
casi todos los resultados previstos para el desarrollo, desde la
reducción de la mortalidad y la fecundidad hasta la reducción de la
pobreza y el crecimiento con equidad, el cambio de las normas sociales y
la democratización.
Si bien ha habido avances significativos en la mejora de acceso
de las niñas a la educación en las últimas dos décadas, muchas niñas,
especialmente las más marginadas, siguen estando privadas de este
derecho fundamental. Las niñas de muchos países siguen sin poder asistir
a la escuela ni terminar sus estudios debido a obstáculos relacionados
con la seguridad, la financiación, las instituciones y la cultura.
Incluso cuando las niñas van a la escuela, la percepción de un
rendimiento insuficiente debido a la mala calidad de la educación, las
aspiraciones reducidas, o las tareas domésticas y otras
responsabilidades, les impiden asistir a la escuela o lograr resultados
adecuados en materia de aprendizaje. Todavía es necesario lograr el
potencial transformador de las niñas y las sociedades que promete la
educación.
Al reconocer la necesidad de adoptar perspectivas nuevas y creativas
para impulsar la educación de las niñas, el Día Internacional de la Niña
de 2013 abordará la importancia de las nuevas tecnologías y de la
innovación en las asociaciones, las políticas, la utilización de
recursos, la movilización de la comunidad y, sobre todo, la
participación de los propios jóvenes.
Todos los organismos de la ONU, los Estados miembros, las
organizaciones de la sociedad civil y los agentes del sector privado
tienen herramientas potenciales para innovar con los jóvenes y en su
favor, y para avanzar en su educación. Entre los ejemplos de posibles
medidas hay que incluir:
- La mejora de los medios públicos y privados de transporte para que las niñas vayan a la escuela: desde carreteras hasta autobuses, ciclomotores, bicicletas, botes y canoas;
- La colaboración entre los sistemas de enseñanza y el sector bancario para facilitar el pago seguro y conveniente de los salarios a las maestras y de las becas a las niñas;
- La provisión de cursos de ciencia y tecnología dirigidos a las niñas en las escuelas, las universidades y los programas de formación profesional;
- Los programas de mentores empresariales para ayudar a las niñas a adquirir las aptitudes de trabajo y liderazgo esenciales y facilitar su transición de la escuela al trabajo;
- La revisión de los planes de estudio para integrar mensajes positivos sobre las normas de género relacionadas con la violencia, el matrimonio infantil, la salud sexual y reproductiva, y las funciones masculinas y femeninas en la familia
- La aplicación de la tecnología móvil para la enseñanza y el aprendizaje a fin de llegar a las niñas, especialmente en las zonas remotas.
El 19 de diciembre de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 66/170
en la que declaraba el 11 de octubre como el Día Internacional de la
Niña, para reconocer los derechos de las niñas y los desafíos
excepcionales que confrontan las niñas de todo el mundo.